lunes, 28 de octubre de 2013

verso virgen II

Fotografía anónima

recuerdo que tocaba el cuerpo del dios
y sus dos columnas de silencio
tocaba el miedo que venía de sus ojos
de un dios que sin pestañear había mirado a los ojos
recuerdo que había mercurio o aceite en sus labios
que hacía que las palabras se deslizasen sin tropiezos
untuosas de significados
un rumor constante de sabor frío y olor a niebla
de carne hervida cansada de tanta paciencia

recuerdo ahora
que hablaba con el borde exterior de las palabras
de una sabiduría trágica a las inercias del destino
un murmullo desgarrado
cuyas trapos se incendiaban
en un presente
que escapaba inasible

cayendo desde un gesto después del rostro
me zambullo en el lodo del tiempo
me desgarro íntimamente
desde la órbita abstracta de un planeta enano
en la falsedad de su impresión onírica
hambre contra hambre
hombre contra hombre
en un encadenamiento urgente y melancólico

y no es bastante un día
ni un año ni un siglo
ni una vida ni una muerte es bastante
no es bastante tu piel enlabiada
como si fuese el puro placer impuro
estar hambriento no es bastante

no es bastante una lágrima como una lágrima
el mar como si fuese el mar

domingo, 20 de octubre de 2013

verso virgen I


Foto anónima

Al poeta y amigo, Francisco Lobo

sostengo la sed como el espejo la fuente
mar servido como una onda musical
un llanto cuya fronda son pájaros azules
sostengo la verdad como la momia a los escribas
como lágrimas lejanas
la piedra del rencor sobresaliendo
nítida entre las aguas

líneas inquietas atraviesan tus ojos
rejas de la ceguera
todos dormimos girando la noria del cosmos

yo miraba la medianoche como un mundo partido en mil
voces del dios tiñendo las sepulturas
mi vida tu vida existencia de luces entalladas
entre el hambre y vacías tumbas sin misterio
acartonados y rancios aromas de algún bien supremo
nadando en un agua amarga
sin tocar las orillas carnosas del tiempo

pasamos llevando las hojas de la guerra
los fangos rojos los harapos de algo
lo que fue del color en esta tarde negra
lluvia encerada de calles tiesas con cielos helados

la impaciencia viva sin paisaje que agradecer
las cosas
sin el aire que las conmueva