lunes, 29 de diciembre de 2014

Salamandra

El filósofo. Jesús Guerrero Galván.

Salamandra
te abres como una herida
hablas como una fuente.
Octavio Paz


Sal de madre. Salamandra.

Cuando marchó, la tarde vacilaba
en los ensimismados ventanales.
En su espalda lejana
cicatrizaban
todas las llagas de la ausencia.

Respiro y sueño
el sueño giratorio
del cuerpo coronado, multiplicador
de la lluvia en su piel sudada.

Sal de madre. Salamandra.
Pan de tierra y ceniza
-los cereales de la carne.

Caderas del mar. Pechos altos, llenos,
espesos de espuma solar.
Mil bocas diminutas
tenían las orillas de sus pezones.

Sal de madre. Salamandra.

martes, 23 de diciembre de 2014

Chamas


Sin título. Félix Valloton

I
Sentireite
e sempre serás chama mentres viva.

Cando morra
tamén serás a queimadura.


Versión en castellano:

Te sentire

y siempre serás llama mientas viva.

Cuando muera

también serás la quemadura.


II
E eses "nuncas e sempres"
que morren, que se van do nada ao ninguén
polos mares perdidos
¿onde coidan a súa agonía?

Cando chegue o fin, todo,
xa terá sido.
Só quedarán, porcas, lastradas,
as mans da terra, remexendo a cinza
coa cinza doutras cinzas,
sempre na chama redivivas.


Versión en Castellano:

Y esos "nuncas y siempres"

que mueren, que se van de nada a nadie
por los mares perdidos,
¿dónde cuidarán su agonía?

Cuando llegue el fin, todo, ya habrá sido.

Solo quedarán, sucias, escariadas,
las manos de la tierra, revolviendo
la ceniza con la ceniza
de otras cenizas,
siempre en la llama redivivas.

sábado, 20 de diciembre de 2014

El forjador de tierra (Soneto I)


Del blog "Visión Beta"

Serás la tierra joven, humus negro y fecundo.
Germinando a través del ojo de las aves
serás el aparejo que espolea las naves.
Tibio te besará el mistral iracundo.

Un filtro escurrirá de tu signo errabundo,
sugestivo narcótico de centelleos suaves
―el límpido sudor gimiendo en los enclaves
de semillas y vientres que acrecientan el mundo.

Serás el azul índigo de mares de leyenda,
lienzo que nutrirá la ficción de los críos,
el avizor silencio de sus ojos abiertos.

Tu destino será el fin de la contienda,
pero regresarás, canto de los estíos,
en el vapor que sueñan los torrentes inciertos.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Ellos no saben


La noche estrellada. Vincent van Gogh.

¡Qué soledad la de la noche estrellada!
¡Qué callado abandono
el de aquellos mundos perdidos!

Ellos no saben
que yo los pienso.

martes, 9 de diciembre de 2014

Párpados de piedra (soneto en alejandrinos)


Un ojo. Escultura de Manuel Melquisedec.

Ciudades en la bruma, la memoria y la llama,
cumbres de edad perdida, aglutinad la nieve
que en el tiempo se ciega, y es llanto que conmueve
su fluir monte abajo; glaciar de nuestro drama.

Éter de sangre y aves, edén que se derrama.
Todo el abismo es sangre; las aves un relieve
en el aire indecible, un sueño que se bebe.
Magmas de la visión, rotundo panorama.

Navíos de la carne, engrasad las poleas.
Urna del placer, piel del músculo dorado,
esperma fabuloso, tornad vuestras mareas.

Párpados de la piedra, ardientes chimeneas,
revelad sin disfraces bajo un cielo ahogado
la hueste inagotable de inciertas odiseas.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Una mujer desierta (soneto en alejandrinos)

Desnudo acostado. Amadeo Modigliani.

La esencia del sudor de una mujer desierta,
se queda para siempre, como la blanca edad
de los adolescentes; en su complicidad
hay algo que exaspera: una embriaguez incierta,

el denso aire en los ojos, esa piel boquiabierta.
Reluciente, preñado de arrojo y soledad
su vientre es la marea de la necesidad,
donde crece una voz que en un pulso despierta.

Ahora que mis brazos son su cuerpo y sendero,
su jungla turbulenta imagina y enciende
la estrella derrumbada en algún sumidero

de una espiral nocturna, que remontando asciende
al origen perdido de un ávido guerrero,
de su llaga de vida, del placer y su duende.

martes, 18 de noviembre de 2014

Como la fiebre de una duda auxiliadora

Alegoría del tiempo dominado por la prudencia. Tiziano

En el pecho del dios
entraban las miradas tristes de las mujeres.
Es todo lo que el padre
nos ofrecía:
La aflicción donde apuntalar
la médula de las montañas,
para ir arrostrando la tierra;
viviéndola, extraviándola.

No vigiles el mundo.
Quémalo lentamente a voluntad,
hasta el culto del esplendor
o los desastres de la pena.
Pena que corre el pensamiento
como la fiebre de una duda auxiliadora.

Parece inútil esta luz
en una vastedad
heladamente oscura.

jueves, 30 de octubre de 2014

Teje la imaginación

Mujer peinándose el cabello. Degas

La imaginación teje y maquina en su pelo
largo como una catarata interminable.

El temblor de sus pechos
¿sería posible atraparlo?

Al despertar,
un profundo calentamiento
recorría su cuello,
una suave blancura
relajaba su cara.
Y su boca llena de flores.
Y su vientre asombrado
donde la luz
templaba el blanco.

Su olor
en los recodos de mi olor.

lunes, 20 de octubre de 2014

Todos los asesinos de abrazan en la muerte

The Menaced assassin. René François Ghislain Magritte.

Por supuesto que nadie
recuerda el mundo
en el espacio donde todo se pierde.

Por supuesto que nadie
recuerda el mundo
ni el desamparo,
allí donde despuntan los huesos de la tierra
y azota un frío que al mirar crepita.

Nosotros extendimos la mano de los apacibles
pero no transigimos la calumnia de los traidores.
Sabed que nadie os mostrará la culpa
ni su corazón
en ruinas.

Nosotros seguiremos el vuelo a la intemperie
de los cuerpos enardecidos
en la hoguera de la presencia.

En el círculo de estos días invernales
la nieve duerme las montañas
y la campana clava su instante perfecto,
en lo que goza o duele.
Pero ya no es la carne el tiempo enamorado.

¡Oh luminarias de ternura
cuando golpean los pedazos del invierno!

Todos los asesinos se abrazan en la muerte.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Chet Baker (Let's Get Lost)

Ofelia se mece como un gran lirio,
flota tan lentamente, recostada en sus velos...
cuando tocan a muerte en el bosque lejano.
Arthur Rimbaud

Chet se mece como un gran lirio,
flota tan lentamente, recostado en sus velos...
cuando tocan a muerte en la ciudad lejana.

Chet y los devaneos de la sombra
tras la ventana.

La trompeta de Chet, la voz de Chet
o la caricia lenta
de un astro solo,
precipitado en su agujero negro.

Toca, canta Chet una herida
de luz extrema.

Chet es el tiempo entre nosotros.
Es un corazón que desanda
sus devastados pasos.

Chet se empoza en el barro
porque sabe que los dioses
son instantáneos,
que las sensaciones tocadas
son el oro en el humo,
que en todas las drogas, el sueño
asciende al mar
tras el azul.

Más que creer,
tocar ayuda a morir.
Chet no cree en los premios del cielo
ni en los desastres noche adentro.
Es la memoria
acariciando
unos ojos enteros.

Él sabe que el tiempo es la guerra,
que una trompeta siempre pule
el fulgor de las cosas
recién creadas,
que sus fuentes vacían
los soplos de un alma
que pasa.

Chet y los devaneos de la sombra tras la ventana.


El gran trompetista de jazz, Chet Baker, murió en 1988 cuando se precipitó por la ventana de un hotel en Amsterdam.

domingo, 7 de septiembre de 2014

El mar y el dios

Profundidad marina

El mar y el dios
a veces
dan pena, tan inhóspitos
en su oscura profundidad.
También es despiadada
la vigilia de un hombre solo
—El ángel que se incendia
hasta convertirse en un viento
revuelto y seco
que va esculpiendo
los rizos de la tierra.

Somos el reflejo de un sueño
la ofrenda ajada
en el oro del canto.

viernes, 5 de septiembre de 2014

La lámpara roja


Two Models on a Kilim Rug with Mirror. Philip Pearlstein

Ella siempre mostraba
los coágulos nevados de su sexo,
el recelo nervioso en el que sumergíamos
nuestros melocotones más brillantes.
Cuando su piel rosada lo recubría todo,
entrábamos en éxtasis;
sentíamos, volviendo hacia atrás,
siempre marchitos, los mismos sentimientos.
También mostraba sus brazos desnudos
con una exuberancia de perfumes
que la encumbraban más allá de las cortinas,
excitando los lienzos
de la pared, las mesas, la habitación entera
y el inapelable arrebato de su humedad.

La bocanada femenina
afloraba por las ventanas
y se impregnaba
en las esquinas de las calles,
en los portales de las casas,
en el rocío de los árboles,
en los propios cimientos de la tarde.

Entonces golpeábamos en los amores propios,
los más impropios de todos los amores,
mientras unas garras pacíficas
destrozaban nuestra razón.

Al final se encendía una lámpara roja
que lo envolvía todo en un humo sanguinolento.

sábado, 28 de junio de 2014

Muerte en Noviembre

Geogre Dyer. Francis Bacon.

Allí sentí
la gran estafa de la vida,
cuando empecé a vivir la muerte de mi padre.
Era el tiempo de hurgar, de cachear el tiempo,
y yo lo veía llegar
en la marcha rastrera de una serpiente colorada.
Era un desasosiego antiguo
que retumbaba en las ventanas
tras el látigo de las ramas,
como en los viejos tiempos
cuando el miedo se descubría
en los ojos sombríos de los perros.

Sí, fue allí que sentí el chantaje
de la vida, en los silencios
de sus mandíbulas al dislocarse,
en los sonidos que miraba
a través de su cráneo transparente,
y en el quieto vacío de la boca
con la mota de polvo que flotaba,
una contemplación que borró el llanto
y todas las palabras,
como si entrase de repente en la estancia
la luz oscura
de los tulipanes negros de Holanda.

Yo sabía que contemplaba
la otra orilla, que venía a mí
como un mirlo a las manos.

viernes, 13 de junio de 2014

Dúas máscaras de neno

Fotografía de Xaime Oroza

Estou a comezar un canto
mentres ti terás que rimar
o silencio que esvara entre as palabras:

Dúas máscaras de neno
entregadas ao Sol,
alburgaban a nosa infancia.
Naquelas idades, na tarde,
as estrelas caían nos piñeiros,
e os seus brillos quedaban
nuns ollos vellos
que non os vían
pero si os douraban.
Alí tamén están as túas mans;
as palmas diminutas aínda abertas
aos miolos da hora
que sempre enlean
as ramas roibas,
e mesmo as sombras pálidas.

Miro ao pasado, e non está;
miro adiante
e o reverbero non me deixa ver.
Miro onde estou, e alí son;
existo na onda verde
que nace
do manancial mariño;
esa escuma que nos azorra.

Sairá a imaxe do pensamento?
Regresará o reflexo ao corpo
do espello?

Eu son como unha ponte
con toda a súa pedra derramada,
e quero
levar os ollos ben ao fondo, á conciencia
dun centro.
Pero os meus versos
van ao centro da nada.
Non teño
as palabras para buscar,
para dicir as cicatrices
da auga.

Aínda que...
Realmente, hai algo que dicir?

Versión en castellano

Estoy a punto de iniciar un canto
mientras tú tendrás que ritmar
el silencio entre las palabras:

Dos máscaras de niño
entregadas al Sol,
imaginaban nuestra infancia.

En aquellas edades, a la tarde,
las estrellas caían en los pinos
y allí, sus brillos se quedaban
en unos ojos viejos que no los veían
pero sí los doraban.
Allí también están tus manos,
las palmas diminutas aun abiertas
a esas sustancias de la hora
que siempre enredan
las ramas rojizas, incluso
las sombras blanquecinas.

Miro al pasado y ya no está.
Miro adelante
y el resol no me deja ver.
Miro donde estoy, y allí soy;
existo en la ola verde que se engendra
del manantial marino;
esa espuma que nos lleva.

¿Saldrá el pensamiento del pensamiento?
¿Regresará el reflejo al cuerpo del espejo?

Yo soy
como puente con toda su piedra derramada
y quiero
llevar los ojos bien al fondo, a la conciencia
de un centro.
Pero mis versos van al centro de la nada.
No tengo las palabras
para buscar,
para decir las cicatrices
del agua.

Aunque…
¿Realmente, hay algo qué decir?

domingo, 1 de junio de 2014

En tu compañía

El amor. Javier Clavo

¿Desnudan las ventanas toda la oscuridad?
¿Es posible que una luciérnaga
muerta
extinga una tarde entera?
¿Es posible que un cuchillo
desangre
las arenas de una playa?
En un gesto posible, los límites
pueden acorralar
a las abejas del martirio.

Pero nada me importa,
porque siempre serán
míos el pensamiento y la naturaleza
sentimentales.

Siempre seremos,
en tu compañía, los mismos
que ya no somos, y en el desánimo,
donde aparecen
los huesos de la vida.

Sí, en tu compañía un instante cualquiera
podría desaparecer.

domingo, 25 de mayo de 2014

Como los postes en las ventanas de los trenes

Railroad Sunset. Edward Hopper

Pronuncia
con el suave vapor de tus palabras
todos los muertos que te habiten,
todas las resucitaciones.
Pronuncia, pretendiendo,
la barahúnda de las horas.

Allí, en la espuma de tus ojos,
he visto el pasado
alejarse y volver como los postes
en las ventanas de los trenes.

Ven, ya puedes acariciar
el cuero de los renacidos,
allí, donde los cobres de la tarde
sangran el soplo de los pájaros;
allí, donde estalla la cólera
y crecen las pasiones, donde los cuchillos
se hunden en los cielos
dejando una luz derramada
que es apertura y expansión del juego.

Arrojas tus llantos a la nieve
y de ellos brota una flor helada
¡Que venga la gran extensión!
¡Que entre la harina helada de los tiempos,
su potencial alimentario!
Ya es hora de beber en la memoria
y escombrar la ceniza del olvido.

Medita y agrupa los ruidos
del corazón.
Amarra los navíos
al cielo
de esos cristales que se escapan.

lunes, 19 de mayo de 2014

Y en la orilla los buitres (Décimas)

Buitres esperando

La ceniza que olvidaste
en las horas que disgrego
de aquel navío de fuego
es ya humareda y desgaste
en la espuma del sosiego.
Sientes ahora los fríos
encubiertos, los salitres
intangibles, sus dos ríos
paralelos y vacíos...
y en la orilla los buitres

que volvieron del oeste,
silenciosos y apagados,
con sus cuellos agachados,
invisibles tras la peste
pero siempre demasiados
en el camino fugaz
de los años abolidos,
en la ilusión incapaz
tras el taimado disfraz
de los nuevos sin sentidos.

jueves, 15 de mayo de 2014

Corbain tras los arbustos espinosos

Calle nocturna

Aire y silencio
formaban una bolsa transparente
que encerraba las luces, piedras y sombras de la plaza.

Corbain yacía al borde de la noche,
sus grandes manos
parecían dos aspas blancas,
alargadas y tétricas,
en una penumbra escondidas
tras la ligera claridad de los arbustos espinosos.

Tres veces exclamó Corbain su nombre
en el olvido de las calles.
Tres veces retemblaron
los labios tiesos del insomnio
revueltos en la hierba,
rajando el hambre
de su hirviente sensualidad.
Tres veces destellaron la ciudad y sus ratas,
allí donde las calles abrían sus cadáveres.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Remos altos


Il faro. Carlo Carra

Campos de lo que hubo no habido
Juan Gelman

El día surge
parecido a un navío deslumbrante;
los remos altos avanzando
por los perturbadores túneles del alba.
Y a ti te arrastran las mareas
del mar abierto a todas las escuadras.

Tu deriva persigue
el encuentro sin cuerpo con la vida,
y serán hermosos los olvidos,
sin figuraciones apenas,
como estrellas
que se apagan
con los dedos.

Lo insoportable es
no vivir el futuro que pudiste ser,
y exánimes,
rendir
las horas por crecer.

¡Ah...
estirpe de lo que no fue!

Qué desastre este torbellino
azotando los barcos
que después ya ni son
el agua que espumaron.

Qué sórdido momento,
este que detiene la carne,
que se amplía y amplía
inmóvil;
impermeable a un tiempo
que ya no has visto transitar.

viernes, 2 de mayo de 2014

Sólo un pensamiento necesario

Arquitecturas IV.  Ángel Urquijo.

De este lado estoy yo,
del otro, tú, el tiempo
y su revelación.
Ciego, sin entenderlas,
sumerjo las horas en ti.
No puedo
con todo este aire indiscutible
y con los años siempre
a punto de caer.

Levanta la montaña y pronuncia sus cumbres.
Pronuncia también todos los pájaros que veas,
que luego en mí tendrán que remontar.
Y no te preocupes,
porque al final también será ceniza
todo lo que pensé contra la muerte;
allá en el frío,
tus manos asirán arena y corazas vacías,
pero serán
eternamente acariciadas.

En el tiempo que huye
hay un territorio de sombra
en donde el miedo
es sólo un pensamiento necesario.

domingo, 27 de abril de 2014

Yo voy sintiendo el mundo

East River from the Shelton-2. Georgia O´keeffe

Yo voy sintiendo el mundo
musitando los pasos
mientras cicatrizan los lirios,
y baja de la lengua a mis pulmones
una ola de miel amarga
diluida en los cuerpos rotos de las abejas,
por eso
continuamente escupo alas de insecto
y el aguijón
de un veneno rendido fácilmente.

Yo voy sintiendo
el amor, empujando
con las manos en la luna,
arrastrando a la pleamar
la espuma de tus pechos blancos.

Cuando estoy abatido
saqueo las ciruelas de la sombra
y acaricio el ruido de las playas,
trepidando en la arena
con una turbación fascinadora.

lunes, 21 de abril de 2014

¿Se encontrarán los invisibles?

El rumor del tiempo. Guillermo Pérez Villalta



Hacia el oeste
se disipan los días y gotean los pleitos
de la crueldad.
Es la insaciable ruta de las horas
procurando los bronces
de sus remordimientos,
mientras la espuma arrastra los cadáveres
y los traidores vuelven a la tierra.

¡Acércame los lirios
del llanto
en el pálido sueño de los muertos!
¿Se encontrarán los invisibles
en el estrépito de los aullidos?
El plazo se consume en una cifra oscura
tras un perenne cántico de vida.

Esperanza en la hierba.
Esperanza en el agua.
Esperanza en la madre
existiendo en nosotros
como un culto.

Desenvaina los ojos
para acariciar en su filo
el melancólico suceso
del tiempo de los hombres,
mientras su humo
hunde el cielo con un asma de plomo.

lunes, 14 de abril de 2014

Nosotros somos Corbain

Autorretrato. Henri Matisse.

Por qué andas buscando entre cristales rotos
preguntas anacrónicas
sobre el destino
o la muerte;
nosotros
siempre tuvimos claro
que un ave
podría generar el cielo.

Cuando tú
todavía apenas no eras,
los astros te habitaban
como bolas de fuego,
escasas de signo viables.
Nosotros navegábamos
lo fabuloso
dentro de tu pecho vacío.

Nosotros somos Corbain
y venimos en nombre de los vivos
porque somos de vida,
porque somos la palabra que sueña
dentro del laberinto interminable
de la división celular.

Nosotros arrancamos las raíces al aire
para que cualquiera consiga descifrarlas;

descifrar por ejemplo:

     En la brisa temprana,
     se izaban ondulando
     horrorosas banderas
     como si fuesen
     las pieles todavía frescas
     de hombres
     recién asesinados.

Nosotros nunca compartimos
los gatos categóricos y los tiburones automáticos;
siempre deseamos
hombres de muertes diminutas
y de orden más libre;
un orden inestable
inmediato al desorden creativo.

lunes, 24 de marzo de 2014

Las páginas del agua

Agua. Gilles Aillaud.

Un relámpago oblicuo
cuya duración era exacta a la memoria;
las páginas de agua de tus años,
la puerta de la vida, la caída a lo visible,
los signos y las cifras, cuáles y cuántos son
los fuegos que se apagan,
lo sombra alzada
en la espuma de la ceniza.

La memoria, las páginas de agua de tus años
como charcos abandonados
que disipan gozo y miseria.
Muero cuando no puedo recordar el aire
difundido a la transparencia,
que de forma a carácter se destruye.

No corazón
sino sus tramos sucediéndose
en el tiempo de la serpiente interminable
ondulando la edad de sus anillos, la emergencia
de entender lo remoto
en el comienzo de un cuchillo o al final de un diámetro.
Lo indecible que envuelve la distancia inmediata
a un semblante cerrado.
Una avidez apresurada
como unos pechos que se llenan.
O la paz del castigo
al sol de todas las batallas.
Luego vendrá el espacio donde todo gira,
esparce y se fecunda
para que la eternidad ciña
tu semblante irreconocible.

miércoles, 12 de marzo de 2014

¿Me das tu palabra?

Primavera necrófila. Salvador Dalí

¿Me das tu palabra?
¿Por qué nunca me llega?
¿Me das tu palabra…
… Tu palabra, tu verso?
¿Me das tu verso?
¿Por qué nunca me llegan?

Tu palabra, tu verso
son la gran esperanza de lo vivo,
con sus radiantes hojas de frescas lágrimas
que en el agua refluyen
de la nada a lo uno.

Fíjate en las presencias,
en los fotosintéticos perfiles
que orgullosos se extienden en las flores,
como si fuesen templos
de la sensualidad.

Fíjate en las presencias,
en el vago instinto del viento,
en su fulgor horizontal
que nunca pasa y queda quieto
entre losas de piedra,
que son la conclusión del canto.
Su resplandor fosilizado reverbera
en la mirada rubia de la sombra.

Yo he venido a desclavar las manos
del embrión de las horas,
pues es normal que tú defiendas todo lo que pasa
y que el sol ilumina,
incluso las propicias arrugas de los perdedores,
todos sus plazos arrollados
en el desvaído
rojo del vértigo.
Por eso, dame tu palabra,
dame tu verso.
¿Por qué nunca me llegan?

miércoles, 19 de febrero de 2014

Mis manos se convierten en dos ataúdes de silencio

Ofelia. Jacinta Gil Roncalés


Su vestido quedó tirado en la ribera, pero su cuerpo, disuelto rápidamente,
se perdió entre piedras y lodo.
Se reintegró en su estrato correspondiente, como un detrito más
del sueño geológico del planeta.

Mucho tiempo después, cuando el agua se evaporó,
la divisé de nuevo, en esas formas caprichosas que las nubes moldean.

Sí, todo en ella fue apariencia.
Aparentaba un cuerpo que al moverse
parecía seducir otros cuerpos
imaginarios.

Creo que aquella escena
imborrable ocurrió en la Sierra de Lobos.
La noche estaba enferma y las parejas del amor yacían pudriéndose
en las hamacas.
Muy adentro del bosque, mirando fijamente las hojas caídas
pero sin asumir la nieve muerta,
escrutábamos nuestra perversidad.

Desde su desaparición, yo fabrico mis propios días o vivo los que están ya hechos,
que son los más inesperados.

Éramos muy felices,
porque cuando nos besábamos poníamos alfileres en los labios.
Al recordarla,
mis lágrimas se precipitan desde un ruido ensordecedor
y mis manos se convierten en dos ataúdes de silencio.

A la tarde, en las playas, sus caderas siempre ciegas y balbucientes,
aun quedan dibujadas en la arena cuando descansa el viento al mediodía.
La imagen de sus chanclas vacías y sus gafas de sol tiradas en el suelo
abren en mí una sensación de abandono quieto e irrecuperable.
Son objetos vivaces con un alma extraplana,
indiferentes a la salvación eterna.

Vengas con las grandes hojas de la sed.
Vengas con la muerte
mar adentro,
con una nube de frío,
con las orillas de sombra
o de lluvia,
jamás la seda parda de la tierra curará la herida de tu tiempo.

martes, 11 de febrero de 2014

Despois de Alberto Caeiro

Fernando Pessoa

"Abonda existir para ser completo"
Alberto Caeiro (Alberto Caeiro é un dos heterónimos de Fernando Pessoa)

O que me fai perseverar e devecer no estar
 é a docilidade que demostro aos sentidos.

Que máis require a terra
senón premela, parda,
barnada,
prestixiar nela o humus venerado?

Que máis demanda o bosque de loureiro
senón a intensa inhalación
a fragrancia de resina pura?

Que máis cobiza o aire
senón iniciar
as ás que o empreñen?
Que máis reclama o mar dun rostro
senón expirar nel?

As cousas piden
nada máis intuílas,
no reclaman explicación.


Versión en castellano

Lo que me hace persistir
y pretender en el estar
es la obediencia
que tengo a los sentidos.


Qué más pide la tierra
sino tocarla, parda, anegada,
y exaltar el humus sagrado.

Qué más demanda el bosque de laurel
sino una inspiración recóndita
de fragancia y resina puras.

Qué más codicia el aire
sino iniciar las alas que lo empreñen.

Qué más requiere el mar de un rostro
sino expirar en él..

Las cosas piden
nada más intuirlas
no reclaman explicación.

sábado, 8 de febrero de 2014

Nieve (II)

Winter. Jasper Johns

Cae la nieve...
Sobre todos los vivos, y los muertos.
James Joyce. "Los muertos"

Desciende la nieve
al fondo de los bueyes meditando
y al final de aquel tigre en la sombra,
detenido en un rubio
dulzor de sordo trago.

Desciende la nieve
sobre los faraones
soñando los sarcófagos infalibles,
sobre los dioses
a punto de fundirse en los cauces de piedra.

Desciende la nieve
mientras caen también
las palabras al suelo
de lugares inesperados;
quietos como una madre
recién nacida o vagamente melancólica.

Desciende la nieve
mientras los péndulos esfuerzan
el compás de la vida

lunes, 27 de enero de 2014

Te realizaré

Atardecer. Víctor Bueno Carro

Con óleos antiguos ungiré tu sexo.
Te realizaré
con la carne de una guitarra, con la extensión
de un mar de manos.

Quebrando un vientre
así se armonizó
mi dicha, tu vientre empreñado
donde madura el dios;
la idea de una estrella,
juramento que duele como tierra que pasa.

Estábamos a solas,
como en el alto deambular
de los pájaros. De repente,
al fondo de la tarde,
en su casi palpable oscuridad,
apareció un color
impreciso y débilmente punzante,
atroz
como la lluvia que no vive. 

sábado, 25 de enero de 2014

de largos ojos desmelenados

Eclipse y ósmosis vegetal. Salvador Dalí

Eran los días de la luz más pura,
de los espacios rotos y de los tiempos quietos.
Eternamente el Sol saqueaba la noche primitiva.
Donde lo real era explícito e inexorable,
vigoroso en lo blanco, increíble en lo nítido,
e intacta,
el agua era ajena a la sed.

Entonces ―geométrica― la pupila nos mostró el culto
a las imágenes cortadas en la sien de las horas
y a los cristales grises de la memoria.
Mientras, en ciclo indefinido,
giraba lo inestable en el enigma de los cuerpos.

Tú, el caballo caliente del caos,
de largos ojos desmelenados.

sábado, 18 de enero de 2014

No preguntes por el nombre de la llama

Soy el deseo de lo que deseo ser. Guillermo Pérez Villalba

Yo quiero desnuda la belleza
como una hembra mojada.
Quiero ciertos los días y encarnadas las rosas.
Sentir vivos el semen y la sangre,
como viva se siente la tierra con los muertos.

Yo quiero un humo blanco que vaya borrando las horas
o una pena subterránea con dientes pequeñísimos.
Quiero los caminos perdidos
para reunirlos a todos,
la delicada arcilla de tu voz,
un momento de vuelos, un instante de centros.

Yo quiero transparencias desesperadas,
tus labios jadeantes de una noche fría.
Hay hielos profundos en tus ojos
y una crecida soledad.
Percibo en ellos los minúsculos manes
de la oscura luz que ilumina los olvidos
-rizada entraña empozada de cenizas.

Yo quiero sentir la pedrada del silencio
sobre tu corazón insomne.

Afuera, las ventanas envuelven las estrellas.
Sin residuos el viento se lleva los signos.
Pronuncia ahora aquella orilla de los brazos,
aquel desvío de horizontes
pero no preguntes el nombre de la llama.

sábado, 11 de enero de 2014

Nieve

Memoria. Francesco Clemente
I
Todos deseamos lo mismo,
futuro
descendiendo en la oscuridad de una última espera.

II
En el vientre
de la nada no sólo había nada,
había también una lenta órbita
de dolorosos perros.

III
El dios
nunca desiste de ser hombre,
eso es lo que lo hace insoportable.

IV
En aquella mansión había
cuarto de estar y cuarto de no estar.
Había alcoba de dormir y velatorio de morir.
Había galería y galisombra.

V
Nieve de pensamientos
iban dejando
las horas en su frente.