Reconstrucción. Miriam González
Mi rostro empalidece
cuando veo girar
despacio
estos papeles blancos, esas cifras,
cuando miro hacia atrás
y todo arde.
Hablo del miedo
de alguien elegido al azar,
de una mujer que casi ha sido.
Hablo del miedo germinal
como una metástasis blanca
—los alambres en círculo
y el mundo en sí mismo encogido.
Pero seguro
tu corazón bombeará
toda la sangre de aquel dolor mínimo
y el bosque girará de azules enramado.
1 comentario:
Giramos sin darnos cuenta, y gracias a Dios giramos... Es un poema con alma, las letras bien puestas que completan el misterio de un cuadro, al que a buen seguro, todos le seguimos dando vueltas.
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