miércoles, 22 de febrero de 2012

El origen del presente

Río Amazonas

"... tal vez porque el presente no existe en realidad: todo es recuerdo,
esta frase que acabo de escribir ya es recuerdo"
"El ruido de las cosas al caer". Juan Gabriel Vásquez.

Porque todo presente y futuro
han ocurrido ya,
nada alcanzo yo a corregir.
Así, sin darme cuenta, van pasando las cosas
al instante de recordarlas.

Comienzo
recordando el latido que concierta a las músicas
cuando esta dicha de existencia
se ciñe sosegadamente al cuerpo.

Pasan ahora mundos aun sin formar,
mundos sin hálito,
ni sentimiento ni valor
sólo con una piel que desespera
y una escoria vuelta hacia atrás
que recuerda
y se reagrupa en el aire,
conformando los cuerpos que ya fueron.

Pasa el mar con su abismo elástico,
que no puede caer en el azul;
…el mar,
que se dobla, se riza,
y desea caer en otro abismo
más niño.

Pasan las manos que subyugan al amor
porque lo achican,
lo vacían de su intensidad virgen,
por eso se endurece como el cuero
… el amor, como un tacto vigoroso
que todo lo penetra, tenaz y sin esfuerzo,
porque el amor es el artefacto de los sueños,
que perenne se excita en su interior.

Pasa el día de hoy
recordado en una tigre blanco
que demora en la sombra.

Porque perdí el color de la mirada
vuelvo a ser recordado,
porque ya no sentía el calor de los otros.
Vuelvo a ser recordado,
porque dejé el amor pudriendo
en los castrados muros de los templos.

Y también sé
que pasará hoy tu cuerpo
fluyendo en la armonía de un vino subyugante,
respirado en el hálito que sostiene a la llama.

jueves, 16 de febrero de 2012

Saxofón ardiente


Feliz 100 mil culos

Imantada de sangre,
su mirada se encandeció
abierta a la blancura.
Se prolongó
por el relincho de los huesos,
por el enigma cuántico
de tanta ubicuidad.
Se acrecentó
en su espontánea caída,
en lo sagrado de sus cuerdas balsámicas
y en sus escenas
para después de los sentidos.
Se dispersó
en el tacto lento y desnudo
debajo de la maravilla,
en la avidez del fango más imposible.

Y entonces fue un instante
irrebatiblemente sensorial,
el clímax de la concepción de un saxofón ardiente,
profundo y perverso,
a tenor del concepto sonoro de la carne
y de ese trasero mugidor
―eufonía carnosa del oleaje.

martes, 14 de febrero de 2012

Moby Dick o aquellos animales infinitos


Blue (Moby Dick). Jackson Pollock

Huyen precipitándose los años,
celosamente envilecidos,
atravesando un túnel oceánico
hasta la noche eterna
o aquellos animales infinitos.

Los barcos hienden
el verde luminoso
―lonja de peces voladores,
raudos cuchillos en la bruma
bajo las tiendas de la luz,
esa revolución del cielo externo
o ruidos de un territorio
de exceso y corpulencia
flotando acampanada en los sentidos.

El arpón
como un relámpago en el vientre de la ballena.
La violencia marina
al despuntar
la primera horquilla de Sol.

lunes, 6 de febrero de 2012

Al ritmo de una máquina exterminadora


City from Greenwiich Village. John Sloan.

Puedo sentir
esta araña de luces en el tiempo,
y el fuerte resplandor de la consciencia.

Puedo sentir como, sobre aquel muro,
se irradia un lago cósmico;
toda la noche junta
toma asiento en uno de sus flancos.
Un clamor de cruces negras ha derrumbado el día.

Acecha una penumbra
tras las ventanas,
la lluvia se amedrenta
y se imponen también
las sentencias vacías de la calle,
siempre con ese rastro
a puertas desconchadas.

Tienes que aguardar una altura
más respetable,
y desaparecer
en las horas en que la noche
se vuelve más incoherente,
cuando los astros sueñan
introducidos en campanas inabarcables.

Sí, tienes que aguardar
una noche que incluya los orígenes
de un alzamiento más irrebatible,
una catedral silvestre
levantada impecable
con piedra encandecido.


Ayer noche escribía estos versos,
al ritmo de una máquina exterminadora.