miércoles, 25 de noviembre de 2015

Corbain encendió la palabra.

Ocaso. Mónica Ardaiz.

Cuando agonizaba la tarde
Corbain encendió la palabra,
escribió: “Cada rayo que muere es un cuchillo
y mi casa está acuchillada,
está vertiendo
sus metales sagrados en declive hacia al mar".

Corbain sentía especial aquella tarde,
no sabía por qué, pero sentía
como un augurio de tragedias:
La luz amarga deslizándose
en la espectral ventana del estío,
el ocaso antiguo, lejano;
el viejo tigre dormitando
a los pies de la noche…
Sentía como si el ocaso fuese
la última imagen detenida
en la mirada de los muertos.
La tarde, el ocaso…la imagen
muerta pero existente.
La imagen lacia
donde nos vemos a nosotros mismos.
La imagen
que la memoria teme
como el agua a un vacío inmarcesible.

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