Los cuatro habitantes de Mexico. Frida Kahlo
¿Se olfatea un diamante?
¿Se prescribe un clavel?
Danza la vibración de un sacrificio arácnido en la artimaña de tu lecho.
Lame con tu lengua astronómica el plumaje de las estrellas.
Su explosión es coraje de lo oscuro,
la hechicería de un esqueleto balsámico.
Ponle una zancadilla al tiempo,
a su instrumento de agujero flojo,
a su quietud endurecida,
hasta que seas el oxígeno hipado por un ave salvaje
o la estridencia de un golpe brutal
Sé tierra única.
Sé una invención del día
para excederlo.
Sí, fui la sombra que se desencajó allá arriba
en lo pétreo del cielo,
para ir naciendo sáfico tras la sorpresa de la carne.
…échate fuera de esto,
sobre la tierra,
gozoso.
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