sábado, 27 de abril de 2013

La extensión de la amenaza

Alexander Greeting A.B. Seaman Ulysses M.A. Evans, Jr., at the Food of the Colossus of Peanigh. Malcolm Morley

Ahora que el miedo nos sacude
en la intimidad de la lluvia
y en el humo latente de la niebla,
quiero volver a germinar sin rumbo
en los vivaces elementos que las cosas inflaman.

Como una piedra en un mar que desciende,
quiero hundirme hasta el fin y con toda la sangre
al revés;
sin buscar alguna tristeza que muera,
disiparme
en un extravío remoto
que aun no sea recuerdo.

Arribar allá, donde los andenes marítimos
son como caballos azules
que atraviesan trotando los océanos,
persiguiendo los nombres aun no ratificados,
los nombres sin los hombres,
los hombres sin los nombres.
Donde sean inseparables
hierba y viento, piel y sudor.

Pronunciar larga y dura la pena
en una borrachera mordida por el rayo.

Inventar figuras que piensen estar viviendo,
colmillos delicados que perforen suavemente
la carne de la sombra,
crepitando despacio sus húmedas pasiones.
Cuerpos sin definir apenas,
montes que rugen
como exaltados dinosaurios
de peso silencioso
por prehistórica ruina.

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