East River from the Shelton-2. Georgia O´keeffe
Yo voy sintiendo el mundo
musitando los pasos
mientras cicatrizan los lirios,
y baja de la lengua a mis pulmones
una ola de miel amarga
diluida en los cuerpos rotos de las abejas,
por eso
continuamente escupo alas de insecto
y el aguijón
de un veneno rendido fácilmente.
Yo voy sintiendo
el amor, empujando
con las manos en la luna,
arrastrando a la pleamar
la espuma de tus pechos blancos.
Cuando estoy abatido
saqueo las ciruelas de la sombra
y acaricio el ruido de las playas,
trepidando en la arena
con una turbación fascinadora.
domingo, 27 de abril de 2014
lunes, 21 de abril de 2014
¿Se encontrarán los invisibles?
El rumor del tiempo. Guillermo Pérez Villalta
Hacia el oeste
se disipan los días y gotean los pleitos
de la crueldad.
Es la insaciable ruta de las horas
procurando los bronces
de sus remordimientos,
mientras la espuma arrastra los cadáveres
y los traidores vuelven a la tierra.
¡Acércame los lirios
del llanto
en el pálido sueño de los muertos!
¿Se encontrarán los invisibles
en el estrépito de los aullidos?
El plazo se consume en una cifra oscura
tras un perenne cántico de vida.
Esperanza en la hierba.
Esperanza en el agua.
Esperanza en la madre
existiendo en nosotros
como un culto.
Desenvaina los ojos
para acariciar en su filo
el melancólico suceso
del tiempo de los hombres,
mientras su humo
hunde el cielo con un asma de plomo.
Hacia el oeste
se disipan los días y gotean los pleitos
de la crueldad.
Es la insaciable ruta de las horas
procurando los bronces
de sus remordimientos,
mientras la espuma arrastra los cadáveres
y los traidores vuelven a la tierra.
¡Acércame los lirios
del llanto
en el pálido sueño de los muertos!
¿Se encontrarán los invisibles
en el estrépito de los aullidos?
El plazo se consume en una cifra oscura
tras un perenne cántico de vida.
Esperanza en la hierba.
Esperanza en el agua.
Esperanza en la madre
existiendo en nosotros
como un culto.
Desenvaina los ojos
para acariciar en su filo
el melancólico suceso
del tiempo de los hombres,
mientras su humo
hunde el cielo con un asma de plomo.
lunes, 14 de abril de 2014
Nosotros somos Corbain
Autorretrato. Henri Matisse.
Por qué andas buscando entre cristales rotos
preguntas anacrónicas
sobre el destino
o la muerte;
nosotros
siempre tuvimos claro
que un ave
podría generar el cielo.
Cuando tú
todavía apenas no eras,
los astros te habitaban
como bolas de fuego,
escasas de signo viables.
Nosotros navegábamos
lo fabuloso
dentro de tu pecho vacío.
Nosotros somos Corbain
y venimos en nombre de los vivos
porque somos de vida,
porque somos la palabra que sueña
dentro del laberinto interminable
de la división celular.
Nosotros arrancamos las raíces al aire
para que cualquiera consiga descifrarlas;
descifrar por ejemplo:
En la brisa temprana,
se izaban ondulando
horrorosas banderas
como si fuesen
las pieles todavía frescas
de hombres
recién asesinados.
Nosotros nunca compartimos
los gatos categóricos y los tiburones automáticos;
siempre deseamos
hombres de muertes diminutas
y de orden más libre;
un orden inestable
inmediato al desorden creativo.
Por qué andas buscando entre cristales rotos
preguntas anacrónicas
sobre el destino
o la muerte;
nosotros
siempre tuvimos claro
que un ave
podría generar el cielo.
Cuando tú
todavía apenas no eras,
los astros te habitaban
como bolas de fuego,
escasas de signo viables.
Nosotros navegábamos
lo fabuloso
dentro de tu pecho vacío.
Nosotros somos Corbain
y venimos en nombre de los vivos
porque somos de vida,
porque somos la palabra que sueña
dentro del laberinto interminable
de la división celular.
Nosotros arrancamos las raíces al aire
para que cualquiera consiga descifrarlas;
descifrar por ejemplo:
En la brisa temprana,
se izaban ondulando
horrorosas banderas
como si fuesen
las pieles todavía frescas
de hombres
recién asesinados.
Nosotros nunca compartimos
los gatos categóricos y los tiburones automáticos;
siempre deseamos
hombres de muertes diminutas
y de orden más libre;
un orden inestable
inmediato al desorden creativo.
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