Mujer peinándose el cabello. Degas
La imaginación teje y maquina en su pelo
largo como una catarata interminable.
El temblor de sus pechos
¿sería posible atraparlo?
Al despertar,
un profundo calentamiento
recorría su cuello,
una suave blancura
relajaba su cara.
Y su boca llena de flores.
Y su vientre asombrado
donde la luz
templaba el blanco.
Su olor
en los recodos de mi olor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario