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El hombre de vitrubio. Leonardo da Vinci (intre. museo de cera de Madrid)
Ya lo dice Gonzalo Rojas:
“hombres de poca fe,
piensen en el cántico”
Derramad todas las figuras del Logos.
No seáis dóciles,
precipitaos animal afuera.
Tensad el cielo en su luz propia,
hombres que lleváis a cuestas lo instantáneo.
Manos y ojos
son larvas insaciables en germen de transformación,
siempre con la ternura de un pentagrama orgásmico.
Vertiente,
río de asombro,
relámpago;
esto es lo que ha de ser un Ser excepcional.
Que sea la raíz de una nube violenta.
Que sea una flecha excéntrica;
una aventura extraña y vagamunda
en el eterno cosmos de lo inerte.
Si la muerte está viva,
su propia vida muere de una muerte absoluta.
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