Escenas finales del film de Luchino Viscontide "Muerte en Venecia".
Está la playa ligeramente iluminada.
Las sombrillas sin viento.
Todo está intacto
y en esfumado balanceo, un barco en lejanía.
El silencio transmite un rostro al océano,
y alguien contempla
como se hincha en la sal su párpado de cobre,
como, en los labios de un muchacho,
desciende una burbuja germinando el oxígeno;
el deseo extravía el anís de la piel
y se endulza la música en su tez encarnada.
Pero también, lento e implacable
se abre un abismo en la tristeza de la arena.
Se abre la voz lastrada de la peste,
la peste
con sus dos manos lívidas
—esos lienzos esféricos al fondo de la muerte.
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