la rosa
Socava la estación
—pudre la queja, la tiniebla y el coral melancólico.
Palpita una tierra en declive,
—un desierto de piel extrema.
Late y eso trasciende
para tener un mar soñando arena,
un cántaro de sangre y el fulgor en el cielo.
Pero el río tarda en volver
porque aún el agua es llama
y la sed una lengua seca.
Hace ya mucho tiempo,
cuando tú sonreías, ese río sudaba
y era el color
un estallido en el silencio.
—casi era, la rosa.
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