sábado, 14 de diciembre de 2013

2 + 25 tercetos

Haiku. José Mamuel Cabra

I
No nombrar,
no describir, sino inventar
la rosa en la palabra;

la palabra, que se sublima
en la poesía,
como la piedra en el epitafio.

II
Ya restituye
el primer cántico
todo el aire en litigio.

III
Fluye el vigor
hasta esfumarse
en las más altas flores.

IV
La semejanza
donde se asientan
los abismos del cuerpo.

V
Cuántos ojos
caben en una mirada,
cuántos en la red de la noche.

VI
Pájaros, flores, huellas,
cuerpos de la ausencia
que patean los caballos reflejados en el agua.

VII
Las horas van dejando
tigres blanquísimos
agazapados en la sombra.

VIII
Todo es gris y silencioso
como si hubiese llovido.
Este instante ya es pesadumbre.

IX
Esta es la hora
en que las aguas nacen,
cuando despacio te respiro.

X
Nadie se sorprendió
cuando más allá de la noche,
se escuchó agrietarse el cristal.

XI
Dentro de la rosa
donde el dios
se hace mujer.

XII
La transparencia
que como el humo
hace espuma en el cielo.

XIII
Las aves sueñan
al atardecer,
cuando pierden sus nombres.

IXV
Estos sonoros ríos recuerdan
aquellos años,
cuando la maravilla.

XV
Un día fui lo más bello,
la serpiente
amada por la hierba.

XVI
Cuando ella se fue
nos reunimos
bajo los pórticos cargados de sensualidad.

XVII
Es raro, pero
muchas veces la vida
se vacía en el mar.

XVIII
La pena, hacia su término,
tiene la dulzura del frío,
su oscura profundidad.

XIX
Alguien trazó la pena,
un fuego sobre el mundo.
Pero nosotros huimos sin ser destruidos.

XX
Entre tú y yo,
manteniéndonos,
el oxígeno que nos destruye.

XXI
Fuimos camino
y basura a medias.
Fuimos vida.

XXII
Un canto atravesó su corazón;
fascinada
quedó la alondra al caer.

XXIII
Blancas magnolias
adornan el perfume
de la miseria.

XXIV
Siempre los siglos
se inician a un infierno
de estirpes y de guerras.

XXV
Tierra, amor mío,
en ti reposan los hierros azules
de todas las batallas.

XXVI - Gernika
Contemplamos la tela
y mil señales
nos delataron.

1 comentario:

Julio dijo...

No sabría ni podría quedarme sólo con uno de estos tercetos; la armonía de cada uno de ellos con la matáfora apropiada es magia en el puzle de todos ellos. Belleza a raudales, y se me vienen a la mente las cataratas del Iguazú en su estruendo asombroso y su suicidio sobre los acantilados que es vida aguas abajo. ¡Cosas del reciente viaje, ya sabes!
No quería solamente celebrar tus versos a mi vuelta, sino proponerte algo más. Me gustaría contarte en la nómina de mis poetas preferidos para publicarlo en Lucernarios. Si alcanzo tu permiso, hablamos y me pongo a la tarea, amigo Ferreiro.
Abrazos y salud.

Julio Glez. Alonso