miércoles, 17 de octubre de 2012

Casi nunca, lo extraordinario

Antitrite. Salvador Dalí

Casi nunca, lo extraordinario
acontece por simple peripecia:
Alguien, deliberadamente,
ha roto una costura del infinito,
una grieta que empieza a gotear irrealidad
justo a la orilla de tus pies,
por eso hoy la tarde hace ruido,
el mar se vuelve espera
y sentimos en sus manos
maestras, la deriva de los continentes,
su insospechada y prehistórica experiencia;
en su absorto latido
muestra el tiempo su flor de aguas
con todos sus navíos y naufragios.

Las horas se acreditan lentas
girando
sus llaves aceitosas,
abriendo los cuerpos de seres que se elevan
en un azar de anonimato.

Nadie puede entender la repentina claridad
ni el inquietante proceder de lo nuevo.
Parece el Sol agrandarse
por un deseo de invocación
como si fuésemos
un retorno de luz hacia sus fuentes.

¡La escoria humana espuma el aire!
¿Qué es si no esa nieve espontánea
que rompe crujiente contra la hierba?

En dos almas enigmáticas
como cristales solitarios,
alguien susurra con impetuosa vehemencia:
−Mírame, siénteme
con esos ojos tuyos, derribados y antárticos.