miércoles, 28 de septiembre de 2011

La serpiente

Danger dans l'Escalier. Pierre Roy

Yo represento el exterminio.
En mí, se espesan,
ya irreparables,
todos los días que no han sido.
Estoy llegando a la certeza de que el mundo no existe para nadie.
Tienes gestos en el aliento, o en el deseo,
pero todo tiende a un final curvado,
donde el infinito se abre y nos atrapa como un desperdicio
mientras un magma en ti enfría lento
y fecunda la tierra
−una materia,
un pasado realmente consistente−.

El paisaje que miramos se hace sentimental;
la vida indigente esgrimiendo sus delirios,
el vaso de sudor en todo tiempo compartido.
Qué aterradora, de repente, la perentoria ruta.
La memoria se alza como una sangre coagulada,
ese despojo
de los designios aplazados.
Un lastre de negruras irreductibles
se deslizan en una niebla
que se parece a la melancolía,
porque allí brotan los ensueños de la emoción
porque la surcan barcos imaginarios
en cánticos que suenan bajo el aguas.

Cada ley me atestigua con obstinada (declinada) certidumbre.
La mirada extensa y blanquecina como una azotea larga,
blanca, que se nutre de un Sol perpendicular.
Los labios se desangran sobre otros desesperados labios;
dos lechos de azúcar sorprendidos en el instante de la crema;
dos mundos pendulares cuyos destellos tienen la magnitud de la vida.

Hay un hermético animal que saquea tu piel;
la serpiente de aquel laberinto de impureza.

martes, 27 de septiembre de 2011

El talud


Figuras en movimiento. Francis Bacon

Siempre se debe perseguir
lo que se evade
espantado hacia el mar,
la botella perdida
donde un espíritu enjaulado
sueña derrotas de pasión.
Siempre debe tenerse en cuenta
que todas las bestias demandan
algún momento de interés.

Y sé
que mis pies son cosas del infierno,
órganos que recluta el caos después de la muerte,
las conclusiones de mí mismo
en un estado de talud mental.

Dime, tú que progresas más allá de nosotros,
¿crees en el grito operístico
que estremece los fondos abisales?

viernes, 23 de septiembre de 2011

Amarcord

 Escena de "Amarcord". Federico Fellini.
“Amarcord”, contracción fonética de “A m´acord” en dialecto romañolo, que podría traducirse por “me acuerdo”, fue el título que definitivamente Fellini dio a la mítica película que se rodó durante 1973 en Rimini, en la región de Emilia-Romaña, y en los estudios de Cinecittá de Roma.
(Del libreto de la película “Amarcord”. Edición de “Planeta de Agostini”)

En la gruta sellada de la infancia
un soplo de la luz sueña el pasado
…Amarcord.

Recorro un laberinto de paredes mohosas
donde al final de un túnel
ondea una sábana blanca.

En la gruta invocada de la infancia,
caminos y luciérnagas
crecen en mí espacios clamorosos
―precipicios y aromas en el éxtasis
espectros
...Amarcord

Es un ruido de vidrios;
una hoguera callada
que se extiende
sobre un bosque de imágenes marchitas
… Amarcord.

Busco algún germen
o el tímpano que vibre
en el estrato de cincuenta años;

Es en el bar del pasado. Entre la luz flamea el polvo de la harina. Rayos sucios y miopes agrietan una sombra de imágenes ajadas entre voces profundas.
Hay botellas de vino soñando el mostrador.
Tojo y viento salvaje. Azoteas blanquísimas perdidas en la tarde. En la más alta loma, en las fachadas de la iglesia, vagabundea el tiempo quieto de un niño entre castaños; allí siempre es noche de estrellas húmedas, luna de mar y ostra de abril; allí, entre los laureles, se repiten el púrpura vivaz de las muchachas, el ruido de las tómbolas, la música y la verbena.

Unos dedos extraordinarios
abren estas imágenes
cuando diviso los castaños al mar,
disipado a lo lejos, tras el arenal blanco.
Desde lo más remoto
entra en mí la materia que no soy,
crecen en mí las carnes que ya no son mi carne
―cuerpos de arcilla fúlgida
…Amarcord.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Con todo el amor esperando


Habitaciones junto al mar. Edward Hopper

Muchas veces pasó
la vida
sin fama ni avidez,
como automóviles quietos sobre aceras relucientes,
como el rumor de fondo de labios
que aniquila la trama de un sueño,
la luna detrás de la voz
apenas una sábana de miedo.

Hay alguien que contempla,
enardecido, tu envejecimiento,
con la sublime intensidad
de la brasa de un cigarrillo
en la más lóbrega de las estancias,
un fulgor que esparce todo a lo lejos,
casi sin publicar.
Os juro que he permanecido indistinto sobre las olas
con todo el amor esperando
¡qué llantos tan largos y nítidos son las horas marinas!
la lealtad del ojo evalúa la mole de la espuma
a una cierta hora del día, siempre distinta siempre la misma,
como si se abriese durante un solo segundo
la puerta del vacío
llevándose las imágenes de un cuerpo ahogado.


martes, 20 de septiembre de 2011

Avísales cuando aparezcan


 El guante rojo. Giorgio de Chirico

Hay ciertos términos de subversión
donde el espacio se agarrota
y el tiempo entrega sus renglones
aferrándose al caos;
los pómulos de mar,
toda su incontinencia,
no ocurren,
o acontecen mil veces repetidos.
Allí, el universo
arrastra la quietud clarividente de lo inestable,
arde y difunde la cifra del desorden.

Dios nunca ajusta su guarismo fiel:
el cero,
muerte en la cruz de toda su nada.

―Avísales cuando aparezcan
recién nacidos
que traigan sus maderas nuevas
y sus mares circunstanciales;
luego podremos navegar
alegremente.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Persiguiendo al Cortázar que persigue al perseguidor

El perseguidor. José Muñoz.

Ahora sé que no es así, que Johnny persigue
en vez de ser perseguido…
Nadie puede saber qué es lo que persigue Johnny"
Julio Cortázar “El perseguidor”


Nota.- Johnny es un talentoso saxofonista de jazz, de comportamiento un tanto excéntrico, rozando
el surrealismo. En este personaje, Julio Cortazar quiso reflejar al genio del saxofón, Charlie Parker.


Él recorría un límpido tubo dorado
y aquellas urnas mortuorias
dispuestas sin concierto alguno.
Lo del genio y su escéptica presencia,
vino después,
cuando, desterrado a su fondo de gran saxofón triste,
penetró entre las hojas secas,
deslizándose en un helado museo de elefantes.
A lo largo de aquel túnel sonoro,
las horas se alojaban en la piel
como el brillante gas que agelgaza en la niebla,
escindiendo en racimos el agua evaporada
―líquida al instante del tajo.

Él dice que tenemos que perseguirlo todo
adelantando un paso para llegar a ver.
Perseguir al caballo turbulento
que trota entre nosotros;
Perseguir las serpientes que imagina la madrugada.
Perseguir a la gran pantera
que persigue la almendra ocre de tu pupila.

aunque no importa mucho
porque el escombro siempre se vacía
en un gran agujero negro.

martes, 6 de septiembre de 2011

A dónde he ido yo




Una ciudad a orillas de un río con crepúsculo. Turner

Desde las máquinas o los gigantes
ladera abajo vierto,
en una pincelada roja,
la sangre distraída,
las colmadas riberas,
las lágrimas,
sus más hermosas crines.

Desde allí arrastraré la lluvia
precipitando sus brillantes pérgolas.
Ensancharé los créditos del cielo,
los trueles errabundos sobre aquel despojo de nubes,
sus alvéolos atrapando todo el aire de los espejos.

Libraré a los insectos con sus sedas de vivaces crisálidas.
de élitros multiplicados y animosos.
Desde las más altas coronas
pronunciaré los términos del agua,
las voces que los hombres no revelan.

Sumergiré la desaparición.
Serán puros los ritos, infinita la luz.
Son los ojos sus sacerdotes.
La celebran, la sacralizan,
la mitifican.

Y tú, no llores más;
el amor es un polvo blanquísimo
que se extiende lentamente por las cánulas de las manos.
Aproxímate a mí mientras franqueo la frontera diurna.
Sobre una tierra antigua continúo buscando
a dónde he ido yo todo el resto del sueño.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Artificios corrompidos

La guerra. Xaime Quessada

Los hijos del vacío
no son tus hijos
son artificios corrompidos
como la esencia deleznable
que irrumpe
en el denuedo de las lágrimas;
son abismos
como inmensos globos hinchados,
como el odio,
ese óxido que desprenden los pómulos de los soldados.

Estas son las balizas del invierno,
muchas hojas quedaron fuera,
un creciente silencio
y el trapo de la soledad,
otras transitan la frontera
congeladas
como la turbamulta de la pena.