domingo, 25 de mayo de 2014

Como los postes en las ventanas de los trenes

Railroad Sunset. Edward Hopper

Pronuncia
con el suave vapor de tus palabras
todos los muertos que te habiten,
todas las resucitaciones.
Pronuncia, pretendiendo,
la barahúnda de las horas.

Allí, en la espuma de tus ojos,
he visto el pasado
alejarse y volver como los postes
en las ventanas de los trenes.

Ven, ya puedes acariciar
el cuero de los renacidos,
allí, donde los cobres de la tarde
sangran el soplo de los pájaros;
allí, donde estalla la cólera
y crecen las pasiones, donde los cuchillos
se hunden en los cielos
dejando una luz derramada
que es apertura y expansión del juego.

Arrojas tus llantos a la nieve
y de ellos brota una flor helada
¡Que venga la gran extensión!
¡Que entre la harina helada de los tiempos,
su potencial alimentario!
Ya es hora de beber en la memoria
y escombrar la ceniza del olvido.

Medita y agrupa los ruidos
del corazón.
Amarra los navíos
al cielo
de esos cristales que se escapan.

lunes, 19 de mayo de 2014

Y en la orilla los buitres (Décimas)

Buitres esperando

La ceniza que olvidaste
en las horas que disgrego
de aquel navío de fuego
es ya humareda y desgaste
en la espuma del sosiego.
Sientes ahora los fríos
encubiertos, los salitres
intangibles, sus dos ríos
paralelos y vacíos...
y en la orilla los buitres

que volvieron del oeste,
silenciosos y apagados,
con sus cuellos agachados,
invisibles tras la peste
pero siempre demasiados
en el camino fugaz
de los años abolidos,
en la ilusión incapaz
tras el taimado disfraz
de los nuevos sin sentidos.

jueves, 15 de mayo de 2014

Corbain tras los arbustos espinosos

Calle nocturna

Aire y silencio
formaban una bolsa transparente
que encerraba las luces, piedras y sombras de la plaza.

Corbain yacía al borde de la noche,
sus grandes manos
parecían dos aspas blancas,
alargadas y tétricas,
en una penumbra escondidas
tras la ligera claridad de los arbustos espinosos.

Tres veces exclamó Corbain su nombre
en el olvido de las calles.
Tres veces retemblaron
los labios tiesos del insomnio
revueltos en la hierba,
rajando el hambre
de su hirviente sensualidad.
Tres veces destellaron la ciudad y sus ratas,
allí donde las calles abrían sus cadáveres.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Remos altos


Il faro. Carlo Carra

Campos de lo que hubo no habido
Juan Gelman

El día surge
parecido a un navío deslumbrante;
los remos altos avanzando
por los perturbadores túneles del alba.
Y a ti te arrastran las mareas
del mar abierto a todas las escuadras.

Tu deriva persigue
el encuentro sin cuerpo con la vida,
y serán hermosos los olvidos,
sin figuraciones apenas,
como estrellas
que se apagan
con los dedos.

Lo insoportable es
no vivir el futuro que pudiste ser,
y exánimes,
rendir
las horas por crecer.

¡Ah...
estirpe de lo que no fue!

Qué desastre este torbellino
azotando los barcos
que después ya ni son
el agua que espumaron.

Qué sórdido momento,
este que detiene la carne,
que se amplía y amplía
inmóvil;
impermeable a un tiempo
que ya no has visto transitar.

viernes, 2 de mayo de 2014

Sólo un pensamiento necesario

Arquitecturas IV.  Ángel Urquijo.

De este lado estoy yo,
del otro, tú, el tiempo
y su revelación.
Ciego, sin entenderlas,
sumerjo las horas en ti.
No puedo
con todo este aire indiscutible
y con los años siempre
a punto de caer.

Levanta la montaña y pronuncia sus cumbres.
Pronuncia también todos los pájaros que veas,
que luego en mí tendrán que remontar.
Y no te preocupes,
porque al final también será ceniza
todo lo que pensé contra la muerte;
allá en el frío,
tus manos asirán arena y corazas vacías,
pero serán
eternamente acariciadas.

En el tiempo que huye
hay un territorio de sombra
en donde el miedo
es sólo un pensamiento necesario.