domingo, 22 de julio de 2012

En el laberinto

The Making of a Fresco Showing the Building of a City. Diego Rivera

Hoy la luz del crepúsculo ha embrujado tus ojos
—Entra en el laberinto,
sumérgete en el caldo de las horas.
El juego de la sombra ya se mueve.
Habrá misterios, manos imprevistas.
Habrá vino, habrá sangre, mucha sangre.
Habrá cantos, imágenes posibles.
Habrá sexo. También tendremos mar.

Hablo del tiempo del caballo,
de la omisión vertiginosa,
de dioses en oscuros trípodes
y tactos cristalinos.
Perpetuamente el barro
arropará tus huesos jóvenes.
Aquí el aire es madera que arde y pasa;
ceniza ciega al sol... tiniebla,
la sombra desollada y su ala oscura;
puños con paso prieto y cielo clausurado;
plenitud de los sueños, condena prohibida.

¿Gozarías naciendo
en un abrir y cerrar de ojos?
Los adeptos al mar siempre dicen adiós.
Van navegando
con sus crateras llenas de salitre,
con sus relojes locos,
ciñendo los relámpagos
y la velocidad de su elegancia,
sobre todo su acorde de luz nítida;
con el oído hecho música;
el tacto, mano,
sabor;
y el ojo, Venus,
el cuerpo interminable,
olor

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