
Imagen de Xaime Oroza
Raíz de la memoria.
Abandono de la presencia.
Galerías como palacios encallados,
de mármoles blanquísimos.
Caminos con frutas que chillan
en la mudez de sus colores.
Sed y hambre de concluir
en algún lugar de mí mismo.
Entre las rejas impalpables
del aire que sostiene estas visiones,
un parpadeo desprende las imágenes.
Nosotros,
de niños,
éramos ricos
porque éramos todo:
Éramos el alumbramiento de la casa y su azul,
Éramos el pinar y las hélices del calor,
los grandes bolos de granito,
los túneles, la playa
y el mar;
sí, también éramos el mar,
el misterioso mar adonde,
de vez en cuando,
subían los ahogados.
1 comentario:
Muy hermoso este poema me encantó su lectura. Saludos
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