lunes, 4 de junio de 2012

Sepulcro vivaz

Dánae. Pablo Picasso

En un campo barrido por el aura dorada,
la memoria descansa en órbita oscilante.
Es el Sol una espada hundida en el semblante,
sed de un filtro letal en vasija sagrada.

Un temporal de imágenes se eleva en barricada;
una escoria ruidosa —peregrina ambulante—,
fulgor que el viento inflama. Es la hora palpitante
y la distancia prófuga, en ímpetu arrastrada;

estridencia ocular de sombras a la gloria,
afán de sueño indómito y arrebato fugaz
—espectro transitorio que excita su martirio.

En silencio te aguardo, quimérica memoria.
Eres la flor que asoma al sepulcro vivaz
―hechizo voluptuoso de ignominia y delirio.

No hay comentarios: