jueves, 27 de junio de 2013

La súbita espiral de la procreación

Noche estrella. Vicent Van Gogh

Incomprensible, contemplábamos
el vacío mirar de los caballos.
Sin miedo
el campo se agrandaba en la corriente
de nuestro llanto ínfimo.
El ángel descendiendo
con el innumerable tigre del infortunio.
Pero nosotros
nada sabíamos
de los marchitos pétalos del cuerpo.
Nos olvidamos de la edad
y de toda la arena que el tiempo va dejando.

Giró el viento y fluyó la lujuria nocturna.
Por fin quedábamos desvanecidos.

Así el fulgor del cosmos,
el ensayo de los abismos, el sereno
ritmo de sus cauces,
como si redimiese todo el tiempo
a una humedad sin palabras; la muerte
que devuelve la vida, enalteciendo
la íntima belleza de la tierra.
La súbita espiral de la procreación.

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