jueves, 15 de mayo de 2014

Corbain tras los arbustos espinosos

Calle nocturna

Aire y silencio
formaban una bolsa transparente
que encerraba las luces, piedras y sombras de la plaza.

Corbain yacía al borde de la noche,
sus grandes manos
parecían dos aspas blancas,
alargadas y tétricas,
en una penumbra escondidas
tras la ligera claridad de los arbustos espinosos.

Tres veces exclamó Corbain su nombre
en el olvido de las calles.
Tres veces retemblaron
los labios tiesos del insomnio
revueltos en la hierba,
rajando el hambre
de su hirviente sensualidad.
Tres veces destellaron la ciudad y sus ratas,
allí donde las calles abrían sus cadáveres.

No hay comentarios: