martes, 18 de noviembre de 2014

Como la fiebre de una duda auxiliadora

Alegoría del tiempo dominado por la prudencia. Tiziano

En el pecho del dios
entraban las miradas tristes de las mujeres.
Es todo lo que el padre
nos ofrecía:
La aflicción donde apuntalar
la médula de las montañas,
para ir arrostrando la tierra;
viviéndola, extraviándola.

No vigiles el mundo.
Quémalo lentamente a voluntad,
hasta el culto del esplendor
o los desastres de la pena.
Pena que corre el pensamiento
como la fiebre de una duda auxiliadora.

Parece inútil esta luz
en una vastedad
heladamente oscura.

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