miércoles, 25 de mayo de 2011

El barro de otro hombre


Oedipus and the Sphinx After Ingres. Francis Bacon.

Ahora, en este espacio de avidez,
las estrellas se desparraman sobre la arena
y deslumbran cegando la puerta de las cosas;
una tropa de razas,
una hueste de nombres,
allí fluyen.
Obscena se revuelve la sombra de los siglos,
el mismo fundamento,
la misma arboladura, la misma cera de la carne.

Esta es la traición de la tierra fuente:
calles del pensamiento,
estridente de alcoholes y crespones ardiendo,
una piedra fantasma,
un ala que se da la vuelta,
un color que ya no es perfume,
un relámpago cuya geometría ya no es un lenguaje,
aquella playa donde las olas del tiempo
se alejan
como un persistente latido.

Desgajado, arrastrando las mareas,
se arroja un tigre
contra esas señales destruidas,
y yo llego a mi propio ser ligado con palabras de vértigo;
gravitaciones abajo, sobre las hojas del alma,
persevera amenazante su presencia.
No es solícita conciencia de la muerte,
es el ensalmo rubio de la tierra,
su orilla más calcárea,
el barro de otro hombre.

No hay comentarios: