sábado, 14 de mayo de 2011

En la deriva


Pintura anónima

Esta noche es una matriz germinando tu cuerpo.
En la deriva encallo en tu vientre cobrizo,
vestigio sonámbulo del sueño de las horas.
Inverosímil,
un aroma a salitre
araña en tinta azul las llagas de lo oscuro.

Suena lejano el mar
—las olas son esferas
rodando en la mirada de los peces,
con sus trabadas erres, emes, oes,
tropezando mojadas todas juntas—
Todo en él es materia de ballenas;
se encorvan espaldas de sal
ante el poder mamífero agitado.

Más cercanos percibo mis dominios.
Limitando a mi diestra,
el trigal ondulante y un túnel fascinado
donde pestañea un pavo real.
A la siniestra,
un navío se hunde en la laguna blanca
mientras el manantial derrama sus espejos
en flores que no miran.

Se calienta el mercurio de la sed
y en mi ojo dilatan
las cruces de la noche muerta.
Una lluvia azabache corre detrás de ti
―remando al frente, dos astros gemelos.

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