miércoles, 12 de octubre de 2011

Como si fuese la vida

Grupo de gente al Sol. Edward Hopper

Yo soy el que he tocado el sol, la rosa, el día,
y he creído que soy capaz de morir.
Valente

A modo de existencia
la mañana aparece
como extirpada de una costa antigua;
en sus orillas siempre empujan las olas.

Entra al mar al compás del canto vivo,
sin arreglos de espuma, en tumulto,
con la muerte partida en dos.
Tendrás que abrir la carne, sus ruegos, sus miserias,
con toda la sangre a caballo,
en soledad,
como una piedra sola.

Ten compasión de aquel viejo navío,
inútil como un pan sin vida;
comprendes a veces tan poco…
a ti incumben estos objetos
que descansan testimoniales como epitafios de la pérdida.
Tú ni siquiera ves la cicatriz.
Cumples el rito de la nieve en la hierba
o de la de la sombra en la pupila,
y si puedes, desgajas alguna voz del cielo,
alguna lágrima gastada
cuya humedad es parecida a la pena.

Después del último relevo
creíste percibir la claridad
pero todo se muestra igual que siempre:
cinco cuchillos han partido el agua
y once gallos acogen
desgañitados
los muros firmes de la tarde.
Solamente tú eres apto para morir,
y lo otro, los otros,
siempre permanecen posibles
frente a unos ojos de mirada fija.

Echémonos fuera de esto,
mercaderes de tiempo sin fronteras
y con todos los crímenes presentes.
Entre tú y yo irrumpe mi hombro
y luego toda la posibilidad del brazo.
Entre tu y yo penetra voraz la cabeza del ángel,
cuerpo aquí de mil nadas, ya en el aire,
y aire arriba reposando sus flores.

Trágicamente todo se aviene a persistir
cuando el vacío proclama su residuo
como el cristal revela
el ensueño glacial que nadie habita.

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